Hace unos días, en un viaje familiar a la Provenza francesa, conocí a Javier, un joven físico valenciano, que goza de una beca nada menos que en las instalaciones del reactor nuclear de fusión ITER. El ITER es un experimento científico a gran escala que intenta demostrar que es posible producir energía de forma comercial mediante fusión nuclear. Los participantes en el diseño conceptual de actividades del ITER eligieron esta palabra para expresar sus esperanzas comunes en que el proyecto podría conducir al desarrollo de una nueva forma de energía. ITER significa el camino en latín, y refleja el rol de ITER en el perfeccionamiento de la fusión nuclear como una fuente de energía para usos pacíficos. Se está construyendo en Cadarache (Francia) y costará 14 000 millones de euros, convirtiéndose en el quinto proyecto más costoso de la historia (Wikipedia).
Para conseguir el objetivo final, energía
barata, limpia e inagotable, se simulan los procesos de fusión nuclear que se
producen en las estrellas con un plasma de hidrógeno (deuterio y
tritio, dos isótopos del hidrógeno) con temperaturas de más de 100 millones de
grados, y se necesita dotar de la mayor estabilidad posible dicho plasma.
Reactor de fusión |
Aunque es muy posible que el tema fractal y
la consiguiente estabilidad relacionada
con la restricción de grados de
libertad no pueda ayudar en los procesos de estabilización del plasma, me vi
tentado a comentarle dicha posibilidad a Javier (al fin y al cabo con
soluciones fractales y multifractales se ha podido estudiar la turbulencia
mucho mejor que con cualquier otro método). De hecho, la cuestión esencial es
la siguiente:
La dimensión fractal depende de
dos factores que se suman: la dimensión topológica y
un coeficiente dimensional, tanto más grande como irregular sea el fractal.
Así, podemos tener trayectorias fractales
(Nota 1) de dimensión 3, mientras que su dimensión topológica sólo es 1 (es una
línea). Lo interesante es que las líneas
fractales tienen una dependencia muy clara y notable con la distancia (Nota
2) y su forma de distribución espacial. De hecho, simplemente sabiendo que la
línea fractal tiene dimensión 3 podemos asegurar que para alejarse de un punto
arbitrario del espacio n pasos
efectivos el fractal debe desplazarse n3 pasos reales.
Esta dependencia de las líneas
fractales con la distancia se puede extender a superficies o a espacios con
dimensión topológica mayor de una forma sencilla, siempre que las propiedades del fractal sean lo más isótropas
posibles. Para ello dividimos la dimensión fractal del objeto a estudiar por su
dimensión topológica y al resultado lo llamaremos dimensión fractal relativa.
En cierta forma convertimos al fractal estudiado en una línea fractal, aunque
lógicamente la trasformación no conserva las propiedades direccionales o
anisótropas del fractal original.
Vamos a
ver un sencillo cálculo sobre todo esto: Imaginemos un fractal con dimensión
topológica d y con un coeficiente dimensional e . Su dimensión
fractal será: d + e . Y su dimensión
fractal relativa será:
Dimensión fractal relativa =
(d + e)/d (Expresión A).
Ahora
supongamos que restamos al número de dimensiones topológicas (grados de libertad) un valor igual
a e de
forma que d se convierte en d - e (nuevo valor de las
dimensiones significativas). Entonces, el nuevo valor de la dimensión fractal
relativa será (sustituyendo d por d-e):
Dimensión fractal relativa = d /(d-e) (Expresión B).
Hay una
diferencia significativa entre la (Expresión A) y la (Expresión B), la primera
sólo puede ser positiva pero la segunda puede ser, también, negativa. De hecho, como ejemplo,
para el valor de las nuevas dimensiones significativas d igual a e/2, obtenemos que el valor de
la Expresión B será -1.
Las expresiones A y B representan la dependencia
del fractal (de su magnitud escalar) con la distancia. Como la expresión A
siempre es positiva la inestabilidad que representa el fractal cada vez será
mayor con la distancia, en cambio la expresión B puede hacerse negativa y eso indica que la inestabilidad, por el contrario, disminuirá con la
distancia.
¿En la práctica
cómo podemos realizar una reducción de dimensiones? Veremos un ejemplo sumamente
sencillo, sólo para esclarecer la cuestión. Imaginemos una
tubería cuadrada de (10 cm.) X (10 cm.) por la que circula un flujo de agua. Si
de forma gradual disminuimos una de las dimensiones de la tubería y aumentamos
la otra (sin variar la sección), podríamos acabar con una tubería, por ejemplo,
de (100 cm.) X (1 cm.) Una de las dimensiones, en la práctica y para cierto
tipo de fenómenos que se den en espacios mucho mayores de 1 cm, es como si
hubiera desaparecido.