Según la teoría de supercuerdas en
nuestro mundo existirían nada menos que 10 dimensiones, una dimensión temporal
y 9 dimensiones espaciales. De estas
dimensiones espaciales 3 serian las dimensiones ordinarias, que conocemos, y
las otras 6 estarían enrolladas sobre sí mismas, alrededor de una distancia
mínima llamada distancia de Planck, por lo que no serian observables.
Se han diseñado experimentos para tratar
de descubrirlas en base a resultados anómalos sobre la atracción gravitatoria
de masas a distancias microscópicas o
en la violación de la
conservación de la energía en colisiones en los aceleradores de partículas.
También existe la posibilidad de que los mapas, cada vez más detallados, de la
energía cósmica liberada en el Big Bang nos indiquen la huella de las
dimensiones extras.
Pero puede que exista otra posibilidad de
demostrar la existencia de dimensiones extra. Vamos a estudiar un curioso
fenómeno que se da en sistemas fractales con un número grande de dimensiones.
Partiendo de la hipótesis de que la energía de las fluctuaciones
cuánticas del vacío tienen una estructura fractal, este fenómeno nos presentaría las dimensiones extra de una forma
natural.
La dimensión fractal
La característica más especial de los fractales es su dimensión.
Siempre es positiva y superior a su dimensión topológica. En cierta manera, de
forma intuitiva nos indica la dimensión del espacio que son capaces de ocupar.
Una cuartilla es un ejemplo de objeto de dimensión topológica 2, pero si la
arrugamos conseguimos que ocupe un espacio de mayor dimensión, entre 2 y 3
(normalmente fraccionario). Lo mismo ocurre con una línea (dimensión 1) que si
la hacemos lo suficientemente intrincada e irregular es capaz de ocupar un
plano (dimensión 2) e incluso un espacio (dimensión 3). Si la línea llega a
ocupar el plano su dimensión fractal será 2 y si ocupa el espacio
tridimensional, su dimensión fractal será 3. Conforme mayor sea su dimensión fractal,
más intrincado e irregular será el fractal: a su dimensión topológica se le
suma un coeficiente dimensional que completa el valor de su dimensión.
Este coeficiente, normalmente fraccionario, nos indica el grado de
irregularidad del fractal.
Dependencia espacial en los fractales
La líneas fractales gozan de una característica notable con
relación a su dependencia espacial: una línea fractal capaz de recubrir el
plano, para alejarse de cualquier punto arbitrario una distancia efectiva L
debe recorrer una distancia media L2. A otra línea fractal capaz de
llenar el espacio le ocurre algo similar: para alejarse de cualquier punto
arbitrario una distancia efectiva L, deberá recorrer, como media, una distancia
total L3. Es decir, el valor de los exponentes 2 y 3 se corresponde
con las dimensiones fractales de las líneas.
Sabiendo la dimensión del fractal podemos calcular su
dependencia espacial y a la inversa. Lo que ocurre con las curvas fractales
(dimensión topológica 1) lo podemos generalizar a cualquier estructura fractal
con mayor dimensión topológica (siempre que sea continua y razonablemente
isótropa), dividiendo su dimensión fractal por su dimensión topológica.
Reducimos así la dispersión de resultados y encontramos más
fácilmente símiles con ejemplos sencillos como trayectorias unidimensionales. A
este cociente le llamaremos dimensión fractal relativa:
Dim. frac. relativa = (dimens. topológica+ coef. dimensional
)/(dimens. topológica).
Dfr= (d+e)/d
En nuestro caso conocemos que la energía asociada al vacío
depende inversamente de la distancia (L-1). Si fuera una simple
línea (dimensión 1) encontraríamos que su dimensión fractal sería -1, pero como
la energía es una magnitud tridimensional su dimensión fractal será -3, lo que
obedece a un coeficiente dimensional negativo e igual a -6.
Tanto la dimensión fractal como el coeficiente dimensional
negativos son resultados anómalos que obedecen a una causa sorprendente que
estudiaremos a continuación. Siempre en base a la hipótesis fractal de las
fluctuaciones que hemos planteado.
Volvamos a fijarnos en una simple hoja de papel que supondremos
de espesor despreciable. Si la arrugamos estamos “fabricando” un fractal con
dimensión mayor de 2 y menor de 3, es decir estamos sumando a su dimensión
topológica un factor dimensional tanto mayor cuanto más intrincado sea su
arrugamiento. ¿Pero qué ocurre si sobre la hoja lisa, sin arrugar, realizamos
la operación de enrollarla sobre uno de sus extremos de la forma más fina
posible?: A su dimensión topológica 2 le habremos restado una de sus
dimensiones. En cierta forma, estamos realizando una operación con resultados
opuestos al arrugamiento. En un caso se suma un factor dimensional y en el otro
se resta.
Si sobre la expresión de la dimensión fractal relativa aplicamos
la siguiente transformación de resta de dimensiones, que llamaremos T:
T: Valor (dimens.
topológica) --> Valor
(dimens. topológica – coef. dimensional),
T: (d) --> (d-e)
obtenemos la siguiente expresión para un universo con el mismo valor de dimensiones enrolladas que de coeficiente dimensional:
Dim. fractal relativa = (dimens. topológica)/(dimens. topológica
– coef. dimensional).
Dfr= d/(d-e)
Si a esta expresión le igualamos el valor (-1) encontramos que
el resultado anómalo obtenido se correspondería al de un universo con 6
dimensiones enrolladas y con un factor dimensional, también, de 6 (d= dimensión topológica=3).
Un poco más sobre el tema, visto de otra forma.
“Es posible que existan 5, 15 ó 200 dimensiones, pero nunca podremos imaginarlas a pesar de la pura demostración teórica, ya que vivimos en un mundo tridimensional. El día que podamos entender la multidimensionalidad del universo seremos dioses”
ResponderEliminarJuanjo Fernández, Enfermero del SESPA