Ser o no ser, el peligro de la tecnología
Nuestra sociedad técnica puede colapsar de muchas maneras: la guerra total, con uso de armas nucleares, bioógicas o químicas es una forma obvia. Otra alternativa es que la sobreindustrialización produzca un nivel insoportable de polución y de deterioro geológico que asfixiaría la tecnología con sus propios productos. La destrucción del orden social bajo las tensiones crecientes debidas a la distribución desigual de la riqueza y de las materias primas, la sobrepoblación y la escasez de alimentos sería otro camino. El problema es que un alto nivel de tecnología requiere una organización social compleja y cada vez más sofisticada para sostenerlo. Se vuelve entonces extremadamente vulnerable a las inestabilidades y desafectación por parte de grupos minoritarios. Esto ha sido demostrado dramáticamente en los últimos años por las tácticas de grupos terroristas que pueden producir la destrucción por el simple acto de capturar un avión (11-S) o volar un oleoducto vital. Si esta experiencia es típica de las sociedades tecnológicas, podría ser que, a pesar de ser la vida abundante en todo el Universo, la tecnología fuera muy poco abundante. Mientras que la inteligencia nos ofrece una alta probabilidad de supervivencia, la tecnología (asociada a factores sociales ) puede ser contraproducente para la propia supervivencia.
Este difícil problema es precisamente sobre el que gira toda la cuestión de las comunidades extraterrestres inteligentes, por la causa siguiente. Si los pesimistas tienen razón y estamos a punto de destruir la raza humana mediante alguna de las técnicas descritas, entonces, nuestra era tecnológica habría durado unas cuantas décadas. Si este es el número típico, la duración de las comunidades tecnológicas es, en promedio, igual a su ritmo de aparición en la galaxia. Esto significa que, en promedio, sólo existe una de estas comunidades tecnológicas en la galaxia en un momento dado y, en el momento actual, somos esta comunidad única. Estaríamos solos en la galaxia, la civilización técnicamente más avanzada, a punto de alcanzar el final de su vida. Muchos más millones seguirán, al desarrollarse la inteligencia en las formas de vida de otros planetas, luego la organización social y finalmente la mortífera tecnología que las conduce inmediatamente a su desaparición. Millones de sociedades tienen que haber existido antes que nosotros, algunas de ellas tal vez especulando de la misma forma sobre el destino de sus vecinos galácticos en el espacio y en el tiempo, pero impotentes para avisar del peligro, sabiendo que la misma tecnología que podría detectar cualquier señal, implicaría necesariamente que se habría alcanzado el borde de la destrucción.
Hay, por supuesto, otra posibilidad más optimista. Puede que una fracción de las comunidades eviten el suicidio tecnológico. Tal vez algunas alcanzan una organización social suficiente para escapar de la destrucción en masa, podría ser incluso que nosotros fuéramos unos de los supervivientes. Si se consigue superar el período peligroso de alta tecnología coincidiendo con una conducta social baja, las comunidades tecnológicas pueden durar millones o incluso miles de millones de años, estando su duración controlada por catástrofes cósmicas naturales en lugar de sociopolíticas.
El Sol es una estrella típica con una edad de cinco mil millones de años. Existen millones de estrellas en la galaxia con el doble de años de edad. No conocemos el tiempo medio transcurrido entre la formación de una estrella y la aparición de una comunidad tecnológica en un planeta asociado, pero no hay ninguna razón para pensar que la Tierra sea un caso atípico. Cuatro o cinco mil millones de años es la mejor suposición que podemos hacer en ausencia de toda información sobre otras comunidades a parte de la nuestra. Incluso si sólo un uno por ciento de ellas sobreviven la fase tecnológica, la imagen queda totalmente transformada. Por el mismo procedimiento que antes llegábamos a la conclusión de que el número de comunidades técnicas en la galaxía en este momento puede ser de varios millones.
Nuestra propia situación es curiosa. En lugar de ser la civilización técnica más avanzada, y la única, de la galaxia, seríamos, con mucho, la más joven. La razón es sencilla: la posibilidad de que muchas comunidades alcancen nuestro nivel de tecnología justo al mismo tiempo es infinitésima. La mayoría deben haber existido durante mile, millones o incluso un número mayor de años. En pocas palabras, si no estamos solos en el Universo, los demás son seres superiores. Según este análisis existen dos alternativas: o bien estamos solos en la galaxia o, por el contrario, si las comunidades técnicas son comunes, somos la más joven. Esta es una conclusión profunda, que podría muy bien afectar nuestra actitud intelectual sobre la posición de la humanidad en el Universo.
Esta reflexión, que nos puede parecer tan actual, tiene la friolera de treinta años. Pertenece al libro "El Universo desbocado", un clásico de la divulgación que debemos al profesor Paul Davies. Biblioteca Científica Salvat.
5 comentarios:
Ese libro es impresionante. Si bien no estoy para nada de acuerdo con la tesis principal, me parece una reflexión profundísima y una lectura obligada para todo filósofo y científico.
Saludos.
Desgraciadamente, creo que el profesor Davies tiene toda la razón al plantear la tecnología como un verdadero peligro, para la supervivencia de nuestra raza y de las posibles criaturas inteligentes en el Universo. Tenemos un verdadero reto ante nosotros, y puede que las posibilidades jueguen en contra nuestra. Un saludo.
Bueno, paso a dejarte un saludo blusero¡¡¡¡¡¡y en lo mas profundo que puedo sentir sobre la reflexión de tu escrito, mi mente me traduce que el tema es siempre el mismo;la realidad Subjetiva tratando de SER objetiva. SER o no SER? existencialismo natural de una mente humana colectiva que avanza y que despierta¡¡¡¡.... entre mas despierta puede traducir en forma mas clara la verdad del corazón......Chau Broder¡¡¡¡
Un saludo y un blues amigo. Hasta siempre.
ciencia y tecnologia son dos caras de la misma moneda. No solo porque la tecnologia dependa en gran parte de la ciencia, y en la actualidad la ciencia lo haga de la tecnologia (por ejemplo con los ordenadores).
La tecnociencia ha de ser un sujeto prudente en el sentido aristotelico (procurarse para uno mismo el bien, u otros fines pero si los medios son posibles).
Como unir medios y fin sin ser maquiavelico? con los valores. Y no hablo en el sentido ontologico de los valores, sino en el sentido de quien tiene valores, el prudente. Y para no caer en el circulo cerrado de argumentaciones sobre valores y prudencia os recomiendo que leais El Principito: "Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella..."
Publicar un comentario