La imposible soledad de las partículas

Sobre el ESPACIO-TIEMPO FRACTAL, sobre física cuántica, fractales... ciencia desde un punto de vista humano. La aventura científica se convierte en la búsqueda de las más sencillas y potentes simetrías (belleza) capaces de descifrar, de la forma más simple, la aparente complejidad del mundo que nos rodea.
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Salvador Ruiz Fargueta
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La ciencia del caos, curiosamente, ha hecho una aportación trascendental para mejorar nuestra comprensión del mundo. Hasta ahora se creía que la vida y con ella la inteligencia eran puras casualidades pero ahora sabemos que la materia, ciega en el equilibrio, manifiesta potencialidades imposibles en otras condiciones alejadas del mismo siempre que haya la necesaria aportación de energía. Con las leyes que rigen nuestro no hubo más que esperar el tiempo necesario para que las estrellas crearan los átomos imprescindibles para la vida y ésta progresara, a través de organismos cada vez más sofisticados y adaptados al ambiente de forma más eficiente, permitiendo que apareciese la inteligencia en especies evolucionadas como la nuestra.Si la vida y la inteligencia vienen impresas en las propias leyes que nos rigen la posibilidad de vida e inteligencia extraterrestres están aseguradas.Ilya Prigogine, recibió el premio Nobel de Química en el año 1977 por su aporte al conocimiento de las "estructuras disipativas" en el mundo físico, es decir, el estudio de la aparición del orden en condiciones alejadas del equilibrio. El término estructura disipativa busca representar la asociación de las ideas de orden y disipación. El nuevo hecho fundamental es que la disipación de energía y de materia, que suele asociarse a la noción de pérdida y evolución hacia el desorden, se convierte, lejos del equilibrio, en fuente de orden. Estas estructuras están en la base de la vida y en ellas el orden se establece en base a ecuaciones de evolución no lineal, de mucha mayor complejidad que cerca del equilibrio en donde las soluciones son mucho más simples y se pueden linealizar.
Potencialidad:
Lejos del equilibrio existen muchas soluciones, potencialidades que no existen cerca del equilibrio. Esta riqueza nos puede guiar mucho mejor para comprender fenómenos complejos como la historia del clima, de la Tierra y de la propia vida. Todo esto está ligado a una estructura de no equilibrio que era incomprensible desde una perspectiva antigua: el no equilibrio no es sólo degradación, sino también construcción. Ni el tiempo repetitivo de la mecánica ni el tiempo-degradación de la termodinámica clásica pueden explicar la riqueza del mundo tal como lo vemos. La naturaleza inventa. Nada es reversible. Y su dimensión temporal dista de agotarse en la concepción matemática de un tiempo absoluto, como la concepción abstracta de la mecánica clásica. En los sistemas sencillos no caóticos su atractor, una especie de representación de sus variables dinámicas, es una figura geométrica simple o un punto, mientras que en los caóticos son figuras de una complejidad extraordinaria llamados atractores extraños. De esa complejidad se pueden extraer infinitas posibilidades para la evolución futura del sistema.Los mecanismos de organización en las estructuras disipativas sólo pueden aparecer cuando el medio externo mantiene, mediante la aportación energética, el sistema alejado del equilibrio. La estructura es creada y mantenida gracias al intercambio de energía con el exterior. Por eso las llamamos estructuras disipativas. En ciertas condiciones críticas externas, las ínfimas fluctuaciones naturales y constantes de un sistema pueden, en vez de atenuarse, amplificarse y arrastrar el sistema en una u otra dirección. La rama de la bifurcación que escogerá el sistema es imprevisible, pues el fenómeno es aleatorio y parece fruto del azar.
La segunda ley, orden y desorden:
En un sistema aislado, la segunda ley de la termodinámica nos enseña que el desorden, la entropía, aumenta irremediablemente, pero eso no impide que una parte de ese sistema con una aportación de energía y materia de su entorno aumente su orden y disminuya su entropía. La suma total de entropía sigue aumentando, pero esa parte del sistema se organiza a costa de aumentar el desorden a su alrededor. Esa es la historia esencial de los organismos vivos. Cuando las condiciones externas cambian y se vuelven extremas el organismo entra en crisis y aparecen fenómenos aleatorios de bifurcación que le dan opciones de supervivencia. El sistema elige una de las opciones que se adaptará mejor o peor a las nuevas condiciones. Si elige bien vuelve a encontrar un periodo de estabilidad regido por el orden, si vuelve a entrar en crisis volverá el desorden y la nueva elección.
Hasta Prigogine, la ciencia pensaba que la vida era una especie de casualidad, un raro fenómeno difícil de reproducir, pero con Prigogine hemos aprendido que la materia lejos del equilibrio manifiesta potencialidades imposibles en otras condiciones. La intuición de que era posible elaborar una termodinámica general de sistemas vivos o abiertos y de sistemas cerrados, aislados e inertes, le valio a Ilya Prigogine el Premio Nobel de Química.
Algo más sobre el caos:
Historia, dignidad y efecto mariposa.
Efecto mariposa, un atráctor extraño.
Reedición de un antiguo post. Feliz verano amigos!!!
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Salvador Ruiz Fargueta
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Salvador Ruiz Fargueta
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Etiquetas: dependencia espacial de los fractales, dimensión fractal, fractales, trayectorias fractales
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Salvador Ruiz Fargueta
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Etiquetas: ausencia de números primos, Borges y el infinito, infinito actual, infinito potencial, números de una pieza, Primos infinitos, teorema números primos
El azar, el puro azar tiene su "ritmo" justo de cambio. Ni más, ni menos. Lo podremos "tentar" ofreciéndole más y más grados de libertad ... él los tomará, pero no conseguiremos ni retrasar, ni acelerar su ritmo bajo ningún concepto. Siempre seguirá fiel a sus "principios", que básicamente son muy sencillos. En cierta forma nos está dando una lección que deberíamos aprender. Referido al movimiento browniano y a su capacidad de recubrir dos dimensiones. Cuando lo trasladamos a dimensiones superiores sigue desplazándose por todas las dimensiones posibles, pero sólo es capaz de seguir recubriendo dos, contra lo que podría parecer.
Cada vez que lanzamos una moneda al azar puede salir cara o cruz, independientemente del resultado que hayamos obtenido en un lanzamiento anterior. Así de simples son las leyes que rigen el puro azar.
A partir de los resultados que vayamos obteniendo en sucesivos lanzamientos podemos confeccionar una tabla como la de la figura, que se corresponde con una tanda de 100 lanzamientos. Esta tabla y la que vamos a considerar, que en general puede contener miles de resultados es algo estático, sin movimiento, pero nos ayudará a desentrañar los entresijos del movimiento al azar que llamamos movimiento browniano, en honor al naturalista escocés Robert Brown que lo observó a principios del siglo XIX, cuando estudiaba suspensiones en el agua de granos de polen y esporas de musgos. Es un movimiento en zig zag, arbitrario, hacia cualquier dirección posible de desplazamiento.
A partir de una tabla, como la de la figura, tomaremos parejas consecutivas de unos y ceros.La primera parte de la pareja será la x y la otra la coordenada y. Los unos significarán "avanza 1" y los ceros querrán decir "retrocede 1". En un plano partiremos del punto (0,0) y conforme vayamos traduciendo la tabla a movimientos en el plano estaremos representando el movimiento aleatorio que hemos llamado browniano.
Azar y dimensión fractal
En un movimiento lineal cada uno de los puntos de su trayectoria viene definido por un solo número que nos indica su distancia al origen, se habla de que tiene una dimensión (el largo). En un plano necesitamos dos números para identificar cada uno de sus puntos, las coordenadas x/y o el largo y el ancho, por lo que decimos que tiene dos dimensiones. El movimiento browniano, como movimiento lineal que es tiene dimensión topológica 1, pero asombrosamente es capaz de recubrir el plano, de llenarlo. De ahí que digamos que su dimensión como fractal sea 2, porque es capaz de recubrir un espacio de dimensión 2. A las figuras tan tortuosas e intrincadas como este movimiento aleatorio, Benoit Mandelbrot las llamó fractales, del latín "fractus" que significa fracturado o roto, discontinuo.Y este movimiento es, sin lugar a dudas, muy buen representante de esta nueva categoría de objetos geométricos omnipresentes en la naturaleza.
Cada momento el movimiento aleatorio avanza o retrocede en sus coordenadas x ó y, independientemente de lo que hiciera en el instante anterior, tiene absoluta libertad para desplazarse a través de cada una de las coordenadas. Esta idea se tiende a trasladar cuando el movimiento ocurre en un espacio de tres dimensiones como nuestro espacio ordinario, o de más dimensiones, y es correcta. De la misma forma tendemos a pensar que, también, en un espacio tridimensional el movimiento browniano será capaz de llenarlo, o cubrirlo, por completo. Esa es la idea que tenía yo al empezar a estudiarlo y la idea que ha tratado de defender algún lector, en alguna ocasión, a capa y espada, pero como demostraremos es una idea equivocada.
La magia del número 2
El valor 2 que caracteriza la dimensión fractal de este movimiento, también se puede definir de una manera muy intuitiva: necesita realizar N2 pasos para alejarse de un punto cualquiera de referencia, sólo, N pasos efectivos. En tres dimensiones debería efectuar N3 pasos totales para alejarse, sólo, N pasos efectivos, pero como veremos eso no depende del número de dimensiones o grados de libertad sino de una característica independiente de las propias del espacio en que se mueve. Para demostrar esto nos fijaremos en la definición intuitiva que relaciona la distancia total con la efectiva.
La distancia total que recorre la partícula animada por un movimiento browniano es proporcional al número de pasos N, sin embargo la distancia efectiva se encontraría después de sumar los desplazamientos positivos y negativos. Para definir el resultado de esa suma existe una medida de dispersión apropiada que llamamos desviación típica, que para la distribución binomial con la que se corresponde el azar como lo hemos considerado resulta ser la raíz_cuadrada(N/4), pues es igual a raíz_cuadrada(Npq), siendo n = p = 1/2, ya que la posibilidad de que salga 0 ó 1 es la misma, y su suma debe ser la unidad.
Después de N pasos, la distancia efectiva para cada dimensión, considerada independiente, será raíz_cuadrada(N/4). Si consideramos 3 dimensiones la distancia efectiva será raíz_cuadrada(3 N/4). Esta magnitud la comparamos con la distancia total recorrida después de los N pasos: N raíz_cuadrada(3). Para N suficientemente grande sólo resulta significativa la comparación entre N y raíz_cuadrada de N, independientemente de que multipliquemos los dos términos por 3, 4, 5, ... d, cualquiera que sean las dimensiones del espacio considerado. De la comparación anterior resulta el valor de 2 de su dimensión fractal, o la consideración de realizar N2 pasos totales para sólo conseguir N efectivos.
RecapitulandoEl movimiento browniano sólo es capaz de recubrir un espacio de 2 dimensiones (un plano). En un espacio de 3 ó más dimensiones su "ritmo" de distanciamiento de cualquier punto arbitrario, que consideremos como referencia, no es lo suficientemente "lento" para poderlo recubrir. Para recubrir un espacio de 3 dimensiones su ritmo de distanciamiento debería ser de N3 pasos totales para recorrer sólo N (dimensión fractal 3), para un espacio de 4 dimensiones serían N4 pasos totales para sólo N efectivos, y así sucesivamente. Sin embargo, el ritmo del movimiento lo imprime la desviación típica de la distribución binomial, que no depende de la dimensión del espacio, y cuyo valor es invariablemente igual a la raíz_cuadrada (N/4). Por eso, sea cualquiera el espacio considerado con tres o más dimensiones la dimensión fractal del movimiento browniano seguirá siendo 2. Para aumentar la dimensión fractal del movimiento deberíamos conseguir que cada nuevo paso tuviera "memoria" del resultado de los pasos anteriores y así disminuir su "ritmo" de alejamiento. Es como si en una carrera de 2 Km. nos obligaran a cumplimentar 200 tareas diferentes a lo largo de diferentes puntos del trayecto. Para una cierta velocidad conseguimos cumplimentar sólo 100 tareas y nos damos cuenta que para cumplimentar las 200 debemos disminuir el ritmo, o de lo contrario será imposible. De la misma manera el azar tiene su "ritmo" y ese ritmo sólo le permite recubrir un plano, no un espacio de 3 ó más dimensiones.
Nueva edición de uno de mis post clásicos. Un saludo amigos.
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Salvador Ruiz Fargueta
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Conforme avanza nuestro conocimiento sobre el universo aparecen
más interrogantes, vuelven las eternas preguntas que se han hecho los
filósofos de todos los tiempos, aunque la perspectiva ha cambiado
sustancialmente. Los principios básicos que vislumbramos sobre la
gravedad cuántica nos indican que el propio espacio-tiempo no es el
fundamental, eterno e inmóvil referente que siempre hemos creído sino
que emerge de una entidad fundamental discreta (no continua) y su propia
geometría debe estar inextricablemente ligada a las relaciones causales
entre sucesos.
El
libro "The trouble with physics", titulado en español " Las dudas de la
física en el siglo XXI. ¿Es la teoría de cuerdas un callejón sin
salida?", escrito por un gran físico, Lee Smolin,
me hizo pensar en su momento, cuando lo leí, en muchas cosas (es un
libro crítico con la teoría de cuerdas y un buen libro de física) pero
sobre todo en una de gran calado sobre la propia naturaleza del tiempo.
Smolin, reflexionando sobre la futura teoría capaz de armonizar la
relatividad general de Einstein y la mecánica cuántica (gravedad
cuántica), habla de que tiene la sensación de que tanto una como la otra
teoría están profundamente equivocadas sobre la naturaleza del tiempo.
Piensa que estamos pasando por alto algo muy importante y esencial sobre
el mismo.
¿Solución o problema? El tiempo.
Sitúa
el arranque del problema a principios del siglo XVII, cuando Descartes y
Galileo introdujeron, de forma realmente genial, el tiempo como una
especie de otra dimensión nueva del espacio. En una gráfica situaban el
espacio en el eje de las x y el tiempo en el eje de las y, de forma que
el propio movimiento aparecía como una curva estática. El movimiento, en
cierta forma, se congelaba y el cambio se presentaba estático e
inmutable. Desde entonces esta forma de entender el tiempo, según
Smolin, ha influido de forma notable en nuestra propia concepción del
mismo y, posiblemente, nos ha desviado de su esencia que todavía
desconocemos.
Esta reflexión me llevó a escribir el post sobre el ritmo justo del azar.
A partir de un conjunto completamente aleatorio de números construimos
un movimiento aleatorio browniano cuyo ritmo o velocidad de alejamiento
de un punto arbitrario queda perfectamente determinado: cada NxN pasos
que da el movimiento sólo lo alejan una distancia efectiva N. Tomemos
como tomemos los números aleatorios para construir el movimiento
obtendremos el mismo ritmo, una especie de velocidad de alejamiento,
obtenida a partir de un conjunto amorfo de números. Establecemos una
velocidad fundamental, un ritmo, a los que está ligada tiempo y distancia (pasos). Además este ritmo está
directamente relacionado con una característica puramente geométrica,
la dimensión fractal de la trayectoria del movimiento.
Universo conexo y paradigma holográfico
Para
mi, fenómenos como la no-localidad y la coherencia cuántica nos dan una
clave de lo que estamos pasando por alto. No sólo nos equivocamos con
el tiempo sino con nuestra percepción de la realidad. La realidad
formada por realidades completamente separadas nos ha ayudado a avanzar,
a establecer y asentar nuestras verdades científicas, pero quizás ha
llegado el momento de considerar que la única forma de seguir adelante
sea descartar esa desconexión, si queremos de verdad profundizar en la
esencia de nuestro mundo.
¿Es posible que el paradigma holográfico sea
el nuevo camino? Personalmente creo que sí, pero no es es significativo
porque yo lo crea, sino porque lo piensan así importantes físicos como Jacob D. Bekenstein, el Premio Nobel Gerard `t Hooft, de la Universidad de Utrech, Leonard Susskind, Juan Maldacena, de la Universidad de Harvard, o David Bohm.
Mucho
antes de conocer los resultados que da la gravedad cuántica a la
singularidad que representa un agujero negro, en base al paradigma
holográfico deduje una solución similar (que por otra parte, no es
difícil de deducir). De la misma forma que una parte de un holograma,
separada del mismo, es capaz de reproducir (aunque con menor nitidez) el
holograma completo, supuse que un agujero negro representaba esa misma
separación o desconexión del total del universo. En base a esto pensé
que en el interior de la singularidad que representa la materia vuelve a
proyectarse hacia nuevas regiones del espacio-tiempo, en cierta forma,
como un nuevo universo con sus propias características. Siempre
siguiendo este hipotético paradigma, se podría suponer que su constante
de acción de Planck sería bastante más grande que en el nuestro, lo que
supondría una menor definición y mayor incertidumbre (se correspondería
con la menor nitidez en la holografía).
Materia-energía e información
No sabemos con total seguridad si todavía existe un nivel de estructuración de la materia aún
oculto para nosotros. En este caso los quarks y leptones serían
formaciones compuestas de partículas todavía más elementales, pero,
independientemente de ese nivel de elementalidad, del estudio de las
propiedades de los agujeros negros se han deducido los límites absolutos
que acotan la información que cabe en una región determinada del
espacio. Teniendo en cuenta que esos límites dependen de la materia y
energía contenida en ese espacio es asombroso que se pueda deducir un
límite sin conocer ni siquiera, con absoluta certeza, el último
componente de la materia.
Sea cual sea el último componente de la
materia existe un límite en la información que es capaz de soportar una
región determinada del espacio y curiosamente ese límite depende
directamente de la superficie capaz de englobar esa región. Si esa
superficie la consideramos como el área del horizonte de sucesos de
un agujero negro, es como si la información estuviese escrita sobre
esta superficie, de suerte que cada bit (cada 0 ó 1 de la codificación
digital) correspondiera a 4 áreas de Planck (10 –66 centímetros cuadrados), como en una especie de holograma.
Nueva edición de uno de mis post clásicos. Un abrazo amigos.
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Salvador Ruiz Fargueta
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Salvador Ruiz Fargueta
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