2011/01/25

Barreras a la creatividad

Barreras a la creatividad.


Una de las barreras psicológicas más fuertes a la inteligencia creativa es el temor al ridículo. El síndrome provoca que todos los individuos de un grupo se parezcan unos a otros, se vistan iguales, empleen en su conversación los mismos términos para no ser rechazados por los demás miembros y otorguen a sus existencias el mismo objetivo. El grupo, por su parte, se encarga a través de la práctica de esa institución nacional conocida como chaqueteo de volver a su sitio a quien se aleja de él o intenta diferenciarse.

Desde el interior, cada miembro cree estar hacién­dolo bien si cumple con la norma, aunque eso signifi­que rechazar sus inclinaciones, ocultar sus gustos, y en fin, disfrazar su propia personalidad, desarrollando una neurosis o un insidioso estado de tensión.

Por otra parte, las grandes ideas casi nunca sur­gen de grupos homogéneos. Los albores de la ciencia crecieron más en un puñado de islas del Mar Egeo que en las sólidas estepas de Mesopotamia, porque en ese archipiélago podían mantenerse en contacto sin fun­dirse entre sí distintas visiones del universo que gene­raron la primera controversia. Los grupos homogéneos, en cambio, sólo pueden dogmatizar los aportes al pen­samiento convirtiéndolos primero en panaceas para lue­go al darse cuenta de que no lo eran desecharlos por inútiles.

La sabiduría se forma en el interior de los indivi­duos en base a asimilar contradicciones. Las ideas filo­sóficas, los conocimientos científicos, y las actitudes de un individuo o un grupo son casi siempre contradicto­rias. Lo mismo sucede con las directrices con que nos bombardea la sociedad respecto al desarrollo industrial, el respeto por el medio ambiente, el amor a los anima­les, la pobreza de espíritu y el éxito, entre una infinidad de tópicos. Incluso en la ley es aceptable un grado de contradicción, en la medida que el que la aplique sea poseedor de eso que llamamos sentido común.






Geometría no continua y autosemejante del vacío cuántico


A veces lo más sorprendente es lo que ocurre cada día. La transparencia delvacío, por ejemplo, que todo el mundo da por natural y lógica, puede que no lo sea tanto. Sobre todo si consideramos las tremendas energías asociadas al vacío cuántico. A la menor distancia posible,10-35 metros, llamada longitud de Planck, se le asocia una masa del orden de 2x 10-5 gramos. Si mantuviéramos la misma relación y asignáramos la masa correspondiente a un metro, nos encontraríamos con la friolera de 1.2 x 1024 toneladas. Pero las fluctuaciones cuánticas del vacío están acotadas y dependen del inverso de la distancia: esa es la razón de que observemos el vacío transparente y completamente vacío. Leer más


Dos artículos que, posiblemente, saldrán en marzo en el tercer volumen de la Revista E-Ingeniería, revista de la facultad de Ingeniería de la Universidad Mayor de Chile. Mi agradecimiento a Alejandro Covacevich (autor del primer artículo) y al Decano Roberto Acevedo, una persona que me ha demostrado fehacientemente que está muy lejos de poner barreras a la creatividad. En su etapa como director de la Revista Ciencia Abierta, de la Universidad de Chile, ya lo demostró con creces. Un abrazo amigos.