¿ Existe un futuro?
Si nuestro futuro depende de un simple aleteo de una mariposa, ¿podemos asegurar que tenemos un futuro? Existen sistemas lineales y sistemas no lineales. Los lineales pueden ser representados por una simple línea, por una recta. Son los sistemas más sencillos de predecir, vemos su progresión con el tiempo y podemos saber cómo se van desarrollando. Los sistemas no lineales, en general, son difíciles de predecir y algunos de ellos son muy sensibles a las condiciones iniciales. Esto quiere decir que “un simple aleteo de una mariposa” puede desencadenar una serie de realimentaciones capaces de hacer, prácticamente, imposible la predicción de su desarrollo. El sistema asociado al tiempo atmosférico, el clima, es de ese tipo, por ello es tan difícil su predicción a largo plazo. Observando un sistema así en un superordenador podemos apreciar como cambiando un mínimo detalle, en las condiciones iniciales, desemboca en resultados completamente divergentes. Lorenz cuando trataba de encontrar un modelo matemático que permitiera predecir el comportamiento de grandes masas de aire. Consiguió ajustar el modelo a sólo tres variables que indican cómo cambian la velocidad y la temperatura del aire a lo largo del tiempo (atractor de Lorenz). Después de haber estudiado el modelo, volvió a introducir los datos iniciales -esta vez con menos decimales- y el resultado que obtuvo fue completamente diferente del anterior. Cuando reflexionó sobre los resultados se dio cuenta que el sistema era extremadamente sensible a las condiciones iniciales: pequeñas perturbaciones en los datos de partida tienen una gran influencia sobre el resultado final. Sus ecuaciones captaban la esencia de la verdadera atmósfera. “Aquel primer día (invierno de 1961) decidió que los pronósticos amplios estaban condenados a la extinción”. Pero vio más que azar en su modelo del tiempo: una fina estructura geométrica, orden disfrazado de casualidad. Para explicar de una manera gráfica – y exagerada - la cuestión se le ocurrió que el simple aleteo de una mariposa, que no se hubiera tenido en cuenta en los datos iniciales, podía modificar una predicción hasta hacerla totalmente inviable después de un determinado tiempo. Para estudiar estos sistemas se requiere de una metodología diferente. Su estudio se realiza en el llamado espacio de fases, un espacio abstracto en el que se representan todas las variables dinámicas del sistema. Por ejemplo, un péndulo simple ideal se vería representado por dos variables, la velocidad y la posición de la masa suspendida. Su representación podría hacerse en el plano y sería una circunferencia. Cada punto de la misma representaría dos cantidades, la velocidad y la posición, en ese momento. Cuando descubrí estos sistemas no pude dejar de pensar en la propia Historia de la Humanidad, en la cantidad de pequeños detalles que la han cambiado a lo largo de los tiempos, y en lo incapaces que somos de gobernarla. Y cada vez somos más, y una sociedad más y más compleja. ¿Tenemos alguna forma de actuar sobre nuestra sociedad para conseguir que sea un sistema más estable, más lineal -dentro de lo posible- y predecible? Nuestra sociedad a nivel nacional e internacional está formada por individuos, por grupos de todo tipo y de todos los tamaños, de mayor o de menor poder, relacionándose entre sí. Es esencial que esas relaciones sean lo más fluidas y respetuosas si queremos una sociedad lo más estable e inmune al aleteo de la mariposa. Y, simplificando la cuestión, sólo conocemos una forma, fomentar la justicia y la igualdad, la educación, y el respeto a la dignidad que merece cualquier persona y grupo… Esa es la única y difícil forma que tenemos para desligar nuestro futuro del azaroso aleteo. La complejidad de nuestras sociedades necesita alejar cualquier pequeña turbulencia capaz de alterar situaciones críticas o peligrosas. Así de difícil lo tenemos: el futuro será justo, igualitario y respetuoso con nuestra dignidad o, simplemente, no será. Se pueden intentar atajos, los poderosos los intentan, pero en sistemas tan complejos como el que representa nuestra propia Historia ocurre como con el tiempo atmosférico: podemos hacer previsiones a corto plazo y es posible que no nos equivoquemos, pero a medio o largo plazo no acertaremos. Por eso la infinidad de confabulaciones de las que se habla, reales o imaginarias, simplemente son inútiles: la complejidad del sistema que representa nuestra Historia es tal que cualquier cálculo egoísta, lejos de conseguir lo que se propone puede resultar tan perjudicial o más para el propio confabulador. La complejidad es el problema, pero esa complejidad nos indica sin lugar a dudas cual es la solución. Nota final.- En realidad la situación es todavía más complicada: el que he llamado sistema de la Historia es un conjunto de sistemas que engloba las interacciones humanas con el sistema del clima terrestre, con los demás animales (enfermedades, plagas) y con el propio sistema geológico terrestre (volcanes, terremotos), entre otros. Lo apuntado, sobre la justicia e igualdad, tendría que derivar en una verdadera conciencia global, con un sistema político que la complemente y que, finalmente, consiga simplificar las relaciones entre sus partes y hacerlo más estable.Atractor de Lorentz
El primero de éstos sistemas fue descubierto, por casualidad, por el meteorólogo Edward
Post de mi colaboración con la revista de la Asociación del Vedat (Torrent) Valencia.
En memoria de mi madre, Rosa fargueta Roig, que hoy habría cumplido 90 años.