Simplificando (I)
Un hilo muy fino y bien tenso representa a una recta de dimensión 1. Si lo arrugamos ocupa, en cierta forma, algo más de una dimensión, ocupa parte del plano, y para expresar esto decimos que si bien tiene dimensión topológica 1 su dimensión fractal es ( 1+ e ) , donde "e" representa un factor dimensional tanto mayor cuanto mayor sea su arrugamiento.
Con una hoja de papel tendríamos lo mismo. Si la arrugamos conseguimos que ocupe algo del espacio por lo que su dimensión fractal será, también, mayor que 2 ( que es la dimensión de un plano).
La estabilidad del vacío cuántico, tal como la conocemos, es posible porque sus fluctuaciones de energía son inversamente proporcionales a la distancia. Es decir, en una determinada región del espacio de longitud característica L las fluctuaciones de energía son proporcionales a 1/L . Conforme L sea más grande menores serán las fluctuaciones cuánticas permitiéndonos así observar el vacío estable y plano. Pero si esto es así, y nos parece totalmente lógico y natural, es debido a la propia naturaleza del cuanto de acción ( la mínima acción posible, siendo la acción = producto de energía por tiempo). Una consecuencia de la dependencia 1/L, apuntada, es que las fluctuaciones cuánticas de energía del vacío tienen una dimensión fractal negativa, que a la vista de los dos primeros párrafos vemos totalmente irregular y sólo justificada por la acción de un factor dimensional negativo que podrían ser las llamadas dimensiones enrolladas a las que apuntan las teorías de supercuerdas.
Su acción debió dejarse sentir en el estadio anterior a la propia creación de nuestro universo. La especial configuración de las 6 dimensiones enrolladas y las 3 ordinarias tuvo mucho que ver con la configuración definitiva del cuanto de acción de Planck.