La muerte del Universo
Post de mi antigua columna "Ciencias y letras", en Libro de notas.
Sobre el ESPACIO-TIEMPO FRACTAL, sobre física cuántica, fractales... ciencia desde un punto de vista humano. La aventura científica se convierte en la búsqueda de las más sencillas y potentes simetrías (belleza) capaces de descifrar, de la forma más simple, la aparente complejidad del mundo que nos rodea.
Publicado por Salvador Ruiz Fargueta a las 12:02 p. m. 0 comentarios
Por su propia definición los agujeros negros son objetos que se supone que no emiten nada, y durante mucho tiempo científicos de la talla de Stephen Hawking se resistieron a pensar que de ellos pudiera salir cualquier tipo de radiación. Sin embargo el hecho de que el propio Hawking descubriera que el área del horizonte de sucesos de un agujero negro aumentaba cada vez que caía materia, sugirió a un estudiante de investigación en Princeton, llamado Jacob Bekenstein, que dicha área era una medida de la entropía del agujero negro.
Esto impediría que los agujeros negros violaran la segunda ley de la termodinámica, el aumento de entropía o desorden, pero si se admitía que un agujero negro tiene entropía también debería tener una temperatura y y por tanto emitir cierta radiación. La cuestión de la entropía no era vana, pues un agujero negro del que no salga nada, ni presente al exterior ninguna manifestación cuando engulle materia con mucha entropía sugiere una forma demasiado fácil de disminuir la entropía de la materia exterior al mismo. Conforme arrojáramos al agujero materia con gran entropía haríamos disminuir la entropía exterior.
Los primeros cálculos que parecían demostrar que los agujeros negros eran capaces de emitir ciertas radiaciones los efectuaron dos físicos soviéticos, Yakov Zeldovich y Alexander Starobinski al principio de los años setenta. Pero su cálculo se refería a agujeros negros en rotación. Ellos convencieron a Hawking de que, según el principio de incertidumbre mecanocuántico, los agujeros negros en rotación deberían crear y emitir partículas. Hawking mediante un tratamiento matemático mejorado descubrió que no sólo debían emitir partículas los agujeros en rotación sino todos. Lo que le convenció de que la emisión era real fue que el espectro de las partículas emitidas era exactamente el que sería emitido por un cuerpo caliente (aquí, caliente es considerada la temperatura superior al cero absoluto ó 273,15 grados centígrados bajo cero).
Todos los cálculos posteriores que se han hecho confirman que un agujero negro debe emitir partículas y radiación como si fuera un cuerpo caliente con una temperatura que depende solo de la masa del agujero negro: Cuanto mayor es la masa, menor es la temperatura. El origen de esa emisión son las fluctuaciones cuánticas del vacío, pares de partículas que aparecen juntas en cierto instante, se separan y luego se juntan de nuevo y se aniquilan mútuamente. Estas partículas se denominan virtuales y por la conservación de la energía, una de las componentes de un par tendrá energía positiva y la otra negativa. Si la partícula con energía negativa cae en el agujero su compañera con energía positiva tiene la posibilidad de escapar del agujero como una partícula real. Para un observador exterior parecerá haber sido emitida desde el agujero negro.
Cuanto menor es la masa de un agujero negro, más alta es su temperatura, por tanto, a medida que el agujero negro pierde masa, su temperatura y el ritmo de emisión aumentan y con ello pierde masa con mayor rapidez. Se supone que cuando su masa se reduce lo suficiente el agujero negro desaparecerá en un tremendo estallido final de emisión que podría ser equivalente a la explosión de millones de bombas H.
Conforme más sabemos de estas exóticas criaturas estelares, más nos sorprenden. Hemos descubierto que emiten radiación (llamada de Hawking) y no son tan negros como nos los pintaban; que el área de su horizonte de sucesos nos mide toda su entropía y nos delata la magnitud del desorden exterior que ha devorado, y que mueren en medio de un estallido de energía brutal. Parecía que nos lo querían esconder todo, y, sin embargo, nos cuentan cosas que sin ellos nunca habríamos sabido sobre el propio nacimiento del Universo y de su final, pues sus propiedades llevan años alumbrando la dirección que debemos tomar para descubrir la futura teoría de la gravedad cuántica: la llave del pasado y del futuro del Universo.
Hasta siempre |
Publicado por Salvador Ruiz Fargueta a las 9:14 p. m. 0 comentarios
Un café:
Esta mañana, aunque estoy de vacaciones, o precisamente por eso, me he levantado
pronto y mientras saboreaba un delicioso café en el bar de mi amigo
Juanito, en el Centro Comercial las Américas de Torrent, me ha dado
tiempo de "picotear" en dos textos que me han parecido muy interesantes.
Curiosamente, versaban los dos sobre las cuatro fuerzas fundamentales,
el uno hacía una reflexión sobre la precisión necesaria de sus
intensidades para que se haya podido desarrollar la vida en este
Universo y el otro sobre la necesidad, presumible, de la existencia de
dimensiones extra para explicar lo que les sucede a estas fuerzas
capaces de moverlo todo.
Unas dimensiones extras:
Los
humanos vivimos en un mundo cuadrimensional, formado por tres
dimensiones espaciales, más la temporal que añadió Einstein con su
Teoría de la Relatividad. Todo lo que nos sucede se puede explicar en
estas cuatro dimensiones, pero parece ser que no ocurre lo mismo cuando
se intenta explicar lo que les sucede a las cuatro fuerzas fundamentales
que mueven el Universo.
La existencia de dimensiones extra, que
no vemos, permitirían la unificación de las fuerzas de la naturaleza, es
decir, entender las cuatro fuerzas como una manifestación a diferentes
escalas de una única fuerza.
La gravedad, la interacción más
débil y paradójicamente la primera en ser formulada, juega un papel muy
importante en la búsqueda de esas dimensiones extras. Parece ser que es
precisamente esta fuerza la que podría propagarse por estas dimensiones y
explicaría por qué es tan bébil: se dispersa en las dimensiones que no
vemos en lugar de estar confinada, como sucede con las otras tres
fuerzas, a nuestro mundo tridimensional.
Si formulamos la
gravedad en un lenguaje cuántico, se habla del gravitón como la
partícula portadora de la fuerza gravitatoria, al igual que el fotón lo
es de la fuerza electromagnética. Este gravitón nunca se ha podido
observar, tal vez porque precisamente se propaga por las dimensiones
extras. En los experimentos del LHC, el gran colisionador de hadrones
que se pondrá en marcha proximamente en el CERN, se producirán
colisiones entre protones a energías muy elevadas. Si en estos choques
se produce algún gravitón podremos verlo, no directamente, porque
desaparecerá en las dimensiones extras, pero sí por el rastro que dejará
en el detector: un chorro de partículas que no tendrían un balance de
energía y momento en la dirección opuesta.
Este
hallazco significaría el descubrimiento de la nueva física que, a
diferencia de descubrimientos anteriores, no desmentiría el modelo
actual, el modelo estándar de la física de partículas, sino que lo
extendería simplificado a los principios fundamentales. El modelo
estándar actual, a pesar de que ha sido capaz de describir la mayoría de
los procesos conocidos y predecir otros nuevos, deja demasiados
parámetros libres y preguntas por responder. El descubrimiento de nuevas
dimensiones y la cuantización de la gravedad serían el primer paso
hacia la unificación de todas las fuerzas.
Las fuerzas fundamentales y la vida:
En
muchos casos, bastaría un pequeño cambio porcentual en el valor de una
constante física, manteniéndose inalteradas las demás, para
desarrollarse un Universo inhóspito para la vida.
Fuerza electromagnética.-
Si la fuerza electromagnética hubiera sido ligeramente más intensa con
respecto a las demás fuerzas fundamentales, todas las estrellas serían
enanas rojas y no se habrían formado los planetas. Si la fuerza
electromagnética hubiera sido ligeramente menos intensa, todas las
estrellas serían muy calientes y, por tanto, de corta vida.
Fuerza nuclear fuerte.-
Si la interacción nuclear fuerte hubiera sido ligeramente más intensa,
todo el hidrógeno que hubiere en el Universo primitivo se habría
convertido en helio; si hubiera sido ligeramente menos intensa, no se
habría formado el helio, dejándonos un Universo de sólo hidrógeno.
Fuerza nuclear débil.-
Si la fuerza nuclear débil hubiera sido ligeramente más débil, no se
habrían desarrollado las supernovas y, por consiguiente, los elementos
más pesados no se habrían creado.
Gravedad.-
Si la intensidad de la gravedad fuera ligeramente mayor o ligeramente
menor que su valor real la vida basada en la química del carbono no
podría haber evolucionado. Para un valor ligeramente mayor, sólo podrían
existir estrellas enanas rojas, que son demasiado frías para permitir
que, en su zona aledaña, hubiera planetas aptos para sustentar la vida.
Para un valor ligeramente menor, todas las estrellas serían gigantes
azules y persistirían durante un intervalo temporal demasiado corto para
que pudiera desarrollarse la vida.
Barry Collins y Stephen
Hawking en 1973 llegaron a la conclusión de que debió darse una densidad
de energía exactamente equilibrada entre valores que condujeran a un
Universo en expansión indefinida (universo abierto) o a un Universo en
colapso (universo cerrado), la así llamada densidad crítica. Ni Collins
ni Hawking creían que una restricción tan específica fuera mera
coincidencia. Pero, ¿cómo explicar ese ajuste fino?. Brandon Carter en
1974 publicó su idea del principio antrópico,
que en su forma fuerte sugiere que la existencia del observador impone
restricciones sobre las propias constantes físicas; la realidad material
no puede existir, a menos que haya observadores para conocerla; el
universo tiene que tener aquellas propiedades que permitan que la vida
se desarrolle en él dentro de alguna etapa de su historia.
La
tesis antrópica, en particular su versión fuerte, fue recibida con
desdén por muchos físicos, que no le reconocían estatuto científico. Los
cosmólogas se han percatado de que existen muchos contextos en que
nuestro Universo podría ser sólo uno (de un conjunto de infinitos
posibles) de los universos "paralelos" en los que las constantes físicas
varían. Ese conjunto se denomina a veces multiverso.
Nueva edición de la entrada del mismo nombre. Un abrazo amigos.
Publicado por Salvador Ruiz Fargueta a las 8:04 p. m. 0 comentarios