Fractales, física clásica y nuevas teorías (I)
Las nubes no son esferas, las montañas no son conos,
las costas no son círculos, y las cortezas de los árboles no son lisas, ni los
relámpagos viajan en una línea recta.
Mandelbrot, 1982, de su libro Introduction to The Fractal Geometry of Nature
Cristales de hielo de naturaleza prefractal |
En la física clásica, la que
conocíamos hasta los comienzos del siglo XX, ocurría algo similar hasta que
apareció la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad. La referencia
inamovible del absoluto que suponía el espacio y el tiempo de la mecánica
newtoniana desapareció, primero con la relatividad especial y después con la
relatividad general. Previamente, en el campo matemático se desarrollaron
geometrías no euclidianas durante el siglo XIX, por Gauss, Riemann o
Lobachevsky, entre otros, cuya ayuda fue crucial para el desarrollo de las
nuevas teorías físicas.
Geometría euclidiana y no euclidiana |
En este punto, alrededor de los
años 80 del siglo XX, apareció la teoría de cuerdas que propone que
las partículas materiales aparentemente puntuales son en
realidad estados de vibración de un
objeto más básico llamado cuerda. El
gravitón, o partícula que expresa la fuerza de la gravedad, sería una cuerda
vibrante cerrada, un bosón de spin 2. Pero uno de los principales problemas de
esta teoría es que los modos de vibración de las cuerdas necesitan 9
dimensiones espaciales y una temporal, dimensiones que desde luego no
observamos y que se supone están compactadas en un espacio diminuto del orden
de la longitud de Planck. Después de unos 30 años esta teoría se resiste a ser
demostrada y no ha predicho ningún efecto comprobable mediante experimento.
Teoría de cuerdas |
Por la misma época que la teoría
de cuerdas surgió una teoría llamada gravedad cuántica de bucles (LQG, por Loop Quantum
Gravity), supone que el espacio no es continuo sino que consta de una serie
de pedacitos indivisibles de espacio-tiempo del tamaño de la longitud de
Planck. Wikipedia:Estos átomos del
espacio-tiempo forman una malla densa en cambio incesante que, en condiciones
normales, nunca apreciaremos, pues el espaciado dentro de la malla es tan
pequeño que nos parece ser un continuo. La LQG define el espacio-tiempo como
una red de enlaces abstractos que conecta estos volúmenes de espacio.
Esta teoría, lejos todavía de ser
una teoría completa, ha tenido muchos menos seguidores que la teoría de cuerdas,
pero ha conseguido importantes éxitos en el estudio de los agujeros negros y
evita singularidades al tratar de aplicar la relatividad general al Big Bang.
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