2017/08/13

¿Ser/no ser, crear/destruir, orden/caos?


¿Desde un punto de vista  filosófico qué se puede decir sobre la preponderancia entre uno u otro de los contrarios que aparecen en el título de esta columna?... Quizás el propio Universo, su historia y sus leyes puedan orientarnos. Después de todo él nos ha hecho como somos (aportando la materia y la coherencia necesaria para que se pudiera desarrollar nuestro intelecto) y, en última instancia, cuando formulamos teorías es el propio Universo, mediante la comprobación experimental de las mismas, quien nos indica si la teoría es correcta o errónea.

Sabemos que nuestro Universo se creó con una gran explosión o Big Bang a partir de una especie de micro vacío cuántico, regido por leyes de la gravedad cuántica que todavía desconocemos. Esa gran explosión también sabemos que fue extremadamente ordenada al contrario de lo que son las explosiones que conocemos, pues en ese momento se creó el propio espacio-tiempo: fue el propio "estallido" del espacio-tiempo. En cierta forma fue el momento en que se dio cuerda al Universo y de esa cuerda surgiría todo: las estrellas, las galaxias y el orden que conocemos, incluso la vida. Pero para llegar a todo esto tuvo que intervenir, al menos localmente, un impulso destructor (no ser, caos): la destrucción de las estrellas, y el nacimiento de otras nuevas que aprovechan sus despojos gracias a los cuales se pudieron ir creando todos los elementos químicos que conocemos, el carbono, el calcio, el hierro, el selenio, la plata, el oro, el plomo…Con el hidrógeno primigenio no habríamos llegado al Universo que conocemos, se han necesitado varias generaciones de estrellas para crear todos los elementos químicos que conocemos y la complejidad de estructuras que han dado lugar: Un gran impulso creador que aprovecha la destrucción a nivel local para seguir escalando en complejidad y en calidad de creación.

Hasta tal punto fue ordenada la explosión del Big Bang que la distorsión destructiva del espacio-tiempo, que tiende a infinito en el interior de un agujero negro, fue igual a cero en el Big Bang. Es lo que llamamos desorden cero, o dicho con un término termodinámico, entropía nula. A partir de ese momento la entropía (la medida del desorden de un sistema) no ha parado de crecer y según la segunda ley de la termodinámica acabará con la llamada muerte térmica del Universo, la cuerda recibida en el momento inicial se agotará dando lugar a un máximo desorden, una especie de equilibrio final, del que no se podrá recuperar ninguna energía útil.

En el equilibrio o cerca de él, vemos que no se produce nada interesante, todo es lineal. Cuando pueden ocurrir cosas sorprendentes es lejos del equilibrio: si llevamos un sistema lo bastante lejos del equilibrio, entra en un estado inestable con relación a las perturbaciones en un punto llamado de bifurcación. A partir de entonces la evolución del sistema está determinada por la primera fluctuación, al azar, que se produzca y que conduzca al sistema a un nuevo estado estable. Lejos del equilibrio, la materia se auto organiza de forma sorprendente y pueden aparecer espontáneamente nuevas estructuras y tipos de organización que se denominan estructuras disipativas. Aparece un nuevo tipo de orden llamado orden por fluctuaciones: si las fluctuaciones del ambiente aumentan fuera de límite, el sistema, incapaz de disipar entropía a ese ambiente, puede a veces "escapar hacia un orden superior" emergiendo como sistema más evolucionado.

La colaboración entre los contrarios, entre el orden y el caos, nos ha llevado al Universo en el que vivimos, a la propia vida, a los ecosistemas y, en cierta forma, a las propias organizaciones y sociedades humanas.